lunes, 25 de abril de 2022

El Secreto

 

EL SECRETO

Navegando en internet, encontré un video publicitario de un laboratorio de genética. Me llamó la atención, decía que con una prueba de ADN, podría encontrar familia que jamás pudiese imaginar y hasta de otras razas. Me intrigó tanto que decidí inscribirme para hacer la prueba, ¿Qué podría salir mal? Era solo un experimento.

Aunque soy blanco, era factible que fuese descendiente de Ramsés uno de los faraones del antiguo Egipto.

Al volver a casa, le conté a mi madre y ella rio conmigo y me dijo que eso era tirar mi dinero a la basura.

Después de casi tres meses de haber hecho las pruebas, recibí un mensaje de alguien que decía, que debíamos vernos pues le enviaron los resultados de sus exámenes y que le gustaría sostener una entrevista conmigo, vivía en Kioto, Japón y llegaría a New York el siguiente martes. Me envió la dirección del hotel y su nombre, concertamos la cita para cenar juntos el miércoles.

Llegué temprano, en la recepción me informaron que la señorita Ikeda, bajaría pronto. Estaba más que nervioso, excitado, aún me parecía insólito lo que estaba sucediendo. Me senté en el mirador, para fumar un cigarro y así calmar un poco mi ansiedad, estaba pendiente de la puerta, a ver si veía llegar a una mujer de ojos rasgados, cuando alguien tocó mi hombro. Sorprendido giré mi cabeza y pude ver a una hermosa chica de raza blanca.

Su cara me era familiar, tenía los ojos del mismo tono de los míos, verde claro y su cabello ondulado de color miel. Me tendió su mano, que yo con torpeza apreté, ni su fisonomía ni sus modales revelaban a una japonesa, se veía tan occidental como yo.

Nos sentamos y expresándose en perfecto inglés, me dijo, que era mi prima y que desde que sus padres fallecieron estaba buscando a su verdadera familia.

Que solo sabía que ellos la habían adoptado aquí en New York y que su madre era mi tía. Hablamos largo contandonos nuestras historias.

La llevé a casa y mamá confirmó, lo que Ayko Ikeda, acababa de relatar. Le causó una enorme tristeza saber que mi tía había fallecido hacía poco.

Ayko se vino a vivir a la Gran Manzana y nos visita con frecuencia, feliz de haber encontrado por fin a su verdadera familia, aunque recordará por siempre a sus padres adoptivos.

©María Vives.
Ilustración: La chica S. Acryl /lienzo 20 x 30
©María Vives.


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