domingo, 4 de julio de 2021

 


                                    Louise, su madre, la Mamam y el Pensador de Rodin 
                                                Acuarela/Arches 300g M. Vives

Hola amigos, de nuevo por aquí, espero disfruten la lectura de este relato que dediqué a Louise Bourgeois, donde involucro a Rodin, Dante y las obras de estos tres grandes de la escultura, la pintura y por supuesto la literatura, espero lo disfruten, tanto como yo imaginando este diálogo.

                La visión de Luisa.

—¿Eres tú el poeta? Preguntó Luisa.
— No, yo estoy aquí sentado y tengo la tarea de pensar, no sé si tengo otro nombre pues todos me llaman el pensador.
— Oye Pensador, ¿sabes donde estará el poeta?
— No lo sé, estaba sentado aquí en mi sitio, pero yo lo reemplacé. Lo vi que salió en aquella dirección. Respondió el pensador con un leve movimiento de cabeza.
—Pero, eso es la puerta al infierno. He venido para hablar con Dante, me dijeron que aquí lo encontraría.
— Pues apresúrate, él está siempre soñando, podría desaparecer en alguno de los pasajes de su infierno.
— ¿Sabes? Creo que quién aquí me envió sabía que estabas a cargo. Creo que tú me podrás ayudar.
— ¡¿Yo?! Si yo solo tengo que pensar o por lo menos parecerlo. ¿Cómo voy a ayudarte? Ni siquiera puedo ponerme en pie. Que más quisiera yo. No te imaginas lo incomoda que es esta postura.
— ¡ Precisamente! Yo lo que quiero saber es: si me como un pan con la figura de mi padre, ¿podré destruirlo?
—¡Pero, ¿que dices, niña?! Que mente más retorcida tienes. Luisa con tono sombrío respondió:
— Eso dijo mi institutriz, pero ella es mala, solo quiere revolcarse con mi padre.
— ¡Vaya! ¿Qué edad tienes, dónde está tu madre, porqué te deja deambular sola por París?
— Me he escapado de casa, mi madre era tejedora y falleció, ahora estamos solos con mi padre y su amante. Por eso quiero destruir a mi padre.
— Creo que será mejor que regreses a tu hogar, pronto oscurecerá. Y yo debo seguir pensando.
Luisa se sentó al pie del podio, la cercanía al pensador, la hacía sentirse tranquila. Sus pensamientos volaron al lado de su madre y entró como en una especie de trance.
—Niña, despierta. Susurró una voz
— ¿Quién eres? Preguntó Luisa
— Es la hora de salir por los pasillos para hacer un poco de ejercicio, soy una de las almas del infierno de Dante. ¿Que haces aquí? El museo ya ha cerrado.
— No creo que mi madre esté en el infierno, ¿tu la puedes ver?
—No, seguro está en el cielo, pero puedo ver tu karma y un poco tu futuro.
—¿Que ves?
— Veo algo, serás artista, escultora. Harás muchas esculturas, pero ninguna será tan importante como las arañas. Las harás gigantescas y las llamarás Maman, serán expuestas en muchos lugares, hasta en Bilbao, España. Para entonces serás muy mayor.
©María Vives Araújo

2 comentarios:

  1. Me encantó este diálogo. Gracias María Vives por mostrarnos el arte con tanto amor, dedicación y sutileza. Enhorabuena.

    ResponderBorrar
  2. Precioso, María! Que coincidencia de tema con Angy! Aunque bien diferentes en el desarrollo. Me ha encantado este homenaje al mundo del arte.

    ResponderBorrar

  REMINISCENCIAS Recuesto mi cabeza en tu regazo, acaricias mi cabello como cuando era una niña pequeña. Cierro mis ojos y mi memoria retroc...