sábado, 30 de enero de 2021

 



                                    *Imagen tomada de la Red.

                El Pájaro en mi Ventana
Loco, dicen que estoy loco y puede ser cierto, es que estoy angustiado porque cada vez hay menos naturaleza, todo es dureza y nada contiene alimento, el viejo árbol de mango ya tiene varias ramas secas y a veces me canso sobrevolando la ciudad en busca del sustento de la familia, mi familia, la que quiero que perdure. Y si tengo que derribar ese muro invisible, lo haré, detrás de él está un nuevo mundo, lo exploraré y garantizaré nuestra permanencia. Loco, síganme gritando loco, sus burlas me generan la energía, para seguir intentándolo.
¡Corran, vengan a ver! ¡Miren! Un pájaro loco, se estrella con el vidrio, una y otra vez. ¿Qué estará buscando? Quizás ve su reflejo y quiere imponerse. ¡Pobre! Le va costar romper la talanquera. ¡Queda prohibido abrir esa ventana durante el día! No vaya ser que se meta ese pájaro. ¿Por qué todas las demás aves lo miran? Ninguna lo ayuda, parece cansado pero no se detiene.
El cansancio me abruma, el hambre me atosiga, me retiro a recargar energías y llevar el sustento para los míos. Mañana volveré a probar, el pico me duele y está sangrando, mis plumas pierden el orden ante cada embate. Si recibiera ayuda, en vez de abucheos, con seguridad lo lograríamos, pero el facilismo y no pensar en el futuro los lleva al irrespeto. Tengo un sueño y es que nuestras próximas generaciones hallen seguridad alimentaria y de vivienda, pero por sobre todo, que permanezcamos.
Bueno, ¿y el loco ya se fue? Será abrir la ventana en la noche, para que el cuarto se refresque, eso sí, antes que amanezca se debe cerrar. Ese pájaro no es normal, porque estaba como despeinado, tenía una especie de cresta sobre su cabeza. Todavía me sigo preguntando: ¿qué buscará? ¡La puerta de la calle ciérrenla! No vaya a ser que nos haga la jugadita.
Los primeros rayos del sol, avivan mi ilusión, voy a conquistar nuevas tierras y derribar barreras. En corto tiempo veo que todo sigue igual, aquellos se agrupan para ver el espectáculo. ¡Ayúdenme y les aseguro que encontraremos fuentes de vida! Solo responden con burlas. Hoy creo que mi trabajo es infructuoso, aunque sentí un ruido extraño. Nuevamente el cansancio me acompaña, cesaré en mi intento y voy a recoger doble ración para tener el tiempo suficiente de pensar en una nueva estrategia.
Oye el pájaro loco empezó desde bien temprano con el sirilí. Carajo y no se asusta, golpeé fuerte el vidrio con un manduco y ni se dio por enterado. La cuestión es seria, ese pajarraco ha hecho que la habitación esté como un horno, pero vamos a ver quien se cansa primero.
Hoy decidí no salir en todo el día, pero cuando caiga la penumbra tantearé nuevamente, aunque el riesgo sea mayor, quien quita que la suerte esté conmigo.
Por fin el avechucho se cansó, no podemos bajar la guardia, a las cinco de la tarde le damos ventilación a la casa. Parecía decidido a romper el vidrio, entendió que era imposible, animal obcecado, estaba que lo dejaba entrar para darle un palazo.
En medio de esta sombra, aun puedo volar, allá está el viejo árbol, desde la rama me puedo impulsar. Si no logro mi objetivo en este momento, voy a creer que estoy loco y abandonaré todos mis planes. ¡Voy…! ¡Ya pasé! ¿Qué es esto? ¿Por qué me persigue esa rama seca? ¡Veo unas flores inmensas! Probaré su néctar. ¿Qué mundo es este? Las flores no tienen alimento y las frutas son como rocas. ¡Allí está una pequeña cascada! Pero que fuerza tiene, casi me arrastra. La rama seca no deja de asediarme. ¡La luz! No veo. ¡Nooo!
¡El pájaro, volvió el pájaro! ¡Dale con la escoba de palitos! Que animal tan vivaracho. ¡Corran! Va para el florero de los girasoles. Qué risa, cree que son reales, ahora picotea la frutera. ¡Pilas! Va para el baño. ¿Quién dejó la llave de la regadera abierta? Aquí perdió el año. Pégale con la escoba. Cierra la puerta, lo voy a atrapar con la toalla. ¡Cayó el pájaro loco! No deja de aletear. Debemos soltarlo cerca a la ventana para que no se desoriente.
Nadie cree sobre la existencia del nuevo mundo, donde las flores son gigantes pero no tienen néctar, las frutas tan duras como rocas, dónde los árboles son agresivos y te persiguen y las cascadas aunque pequeñas son muy fuertes. El resto de mi vida, a pesar de las burlas, lo reintentaré.
Este pájaro no se cansa y a todo momento golpea mi ventana. ¡Ni se les ocurra volverla a abrir!
Autor: ©Manuel Vives

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