sábado, 30 de enero de 2021

                                  *Imagen tomada de la red.


 
        Alunizando con Neil desde nuestro televisor


Había que mover las antenas para obtener una buena recepción de la señal, si no salían puntos blancos, negros y grises, y un ruido como de fuerte lluvia cayendo, sobre el tejado.
En mi barrio había pocos aparatos de televisión, en mi casa teníamos, porque la había traído desde Quito mi tío, el hermano de mi mamá.
Aquel año, el veintiuno de julio, Neil Armstrong, se convirtió en el primer hombre que posaba sus pies en la luna, tuvimos el privilegio de ver ese gran evento en directo y a la vez, festejar el cumpleaños más feliz de mi padre, el número 38, lo había aplazado un día. Mi padre siempre decía que todo el país festejaba su cumpleaños y que para demostrarlo, izaban la bandera ese día en su honor. El 20 de julio, se festeja la independencia de Colombia. Pero aquel año, había un buen motivo para trasladar las fechas a un día después. Un par de años más tarde, nos enteramos de que la fecha real del nacimiento de mi padre había sido el 19 y no como él nos había hecho creer. Eso era solo para alardear, nos dijo, creo que avergonzado por habernos mentido, pero a nosotros nos quedó gustando lo de la izada de la bandera, así que seguimos felicitándolo el 20 de julio cada año, hasta 1976.
Aquella tarde, repitieron el alunizaje en la televisión y yo, aprovechando que los amigos de mi padre habían venido a saludarlo, aproveché y traje a toda mi banda de amigos a que disfrutaran viendo como el hombre lograba tan grande hazaña, pero para ello tenían que darme 20 centavos por cabeza y con esto tendrían derecho a un puñado de palomitas de maíz, hechas con millo, de nuestro patio y un vaso de «agua panela» con limón y mucho hielo o una taza de «sopitas levanta muertos», receta de mi inspiración.
¡Años felices aquellos y no lo sabíamos!
©María Vives.



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