lunes, 25 de abril de 2022

En el Colectivo.

 

En el colectivo

Vine al país de los Aztecas, a visitar a Mercedes, una chica que conocí a través de Tindle.

Hoy decidimos irnos de paseo, yo insisto en utilizar el transporte público, porque así conozco más de cerca, a su gente y su cultura. Merce, está reticente, pero al fin logro convencerla, dejamos su coche en un estacionamiento y nos subimos al primer colectivo que vemos.

Vamos entretenidos, ella me va mostrando la ciudad y yo voy filmando todo, dando los nombres para no olvidar, ningún detalle a mi regreso.

Con nosotros viajan, una pareja de enamorados y dos señores mayores. El ómnibus hace un alto y se sube un hombre y me desconcierta, porque se dirige a la mujer, que va con su pareja, gritándole:

— ¡¿Tú, me estás engañando con este vago?! ¿Por esto me has cambiado? Y continúa insultando.

Sin pensarlo, me vuelvo hacia ellos y los grabo. Mercedes me hace ver que es de mala educación y me dice que apague el teléfono, pero está tan interesante que no le hago caso y le digo, que me servirá para escribir algún buen relato. Ella voltea los ojos, algo disgustada. Por mi mente pasa fugaz, la idea del desencanto de la chica que apenas conozco, pero ¿quién podría desperdiciar semejante oportunidad? ¡Yo no!

—Me lo habían dicho y yo no lo quería creer, ¿por qué, dime por qué? La mujer responde.

— No te estoy engañando, tú y yo ya no estamos juntos.

— ¿Cómo que no? ¿Solo porque esta mañana discutimos y te saliste de la casa, enojada?

El amante, alega asiendo la mano de la mujer: — Ella es mía, ¿no lo ves? ¿O eres además de tonto, ciego?

—¡Cállate! Tú no te metas, imbécil. Es mi esposa, contesta el marido.

El rifirrafe continúa un par de kilómetros más. La señora les pide gimoteando, que se calmen.

— Déjenme pensar, ¿no ven que me agobian?— Y cubre su cara con las manos. Yo, creo que es puro plante.

El marido le pide que vuelva con él, que no acaben con su relación y bla, bla, bla...

En ese instante, Mercedes intenta levantarse y me hala por la americana diciendo: —Vamos Óscar, nos debemos bajar aquí.

La retengo y le murmuro al oído: — No, no, no. Espera, ella se va a decidir ahora. No podemos perdernos el momento culminante. Nos bajamos cuando el rollo acabe, no seas malita.

—Bueno tú haz lo que quieras, pero yo no voy a quedarme a mirar como estos se parten la cara por esta. Y se apea dejándome ahí.

— Para, Merce espera—digo en voz alta, sin importarme que me escuchen —Tengo que saber el final, me vuelvo hacia la mujer y le pregunto: — ¿Con cuál se va a quedar, ? Dígame por favor.

Desde abajo, insisto dando una palmada a la ventana.
— Señora, señora ¿a quién va a elegir? No me deje con esta incertidumbre, con estas ganas de saber el final.

Son las tres de la mañana, Mercedes duerme a mi lado y yo insomne sigo reflexionando, ¿en qué terminaría, el asunto del ómnibus, a cuál de los dos habrá elegido la mujer?

©María Vives.

Imagen tomada de la Red.



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